¿Qué sucedería si una bomba nuclear cayera aquí?

El mundo lleva varios días en gran convulsión debido a la difícil situación a la que Rusia ha sometido a Ucrania. Los últimos años de una Pandemia que ha cobrado millones de vidas alrededor del globo, pusieron en relieve e intensificaron las vulnerabilidades de todas las naciones, incluso las más poderosas. Las pandemias y las guerras han existido a lo largo de la historia universal, pero mientras una escapa de la mano humana, la otra es totalmente producto de ella.

Hoy los medios de comunicación informan sin descanso sobre el conflicto Rusia-Ucrania tras meses de tensiones. Preocupan todas las caras de la guerra y aún más después de la puesta en alerta de combate de todas las Fuerzas de Disuasión del Ejército Ruso, entre las cuales figura su fuerza nuclear. 

Aunque el desarme nuclear a nivel global es uno de los objetivos más antiguos en la agenda de las Naciones Unidas, es alarmante que todavía existan poco más de 13.000 armas nucleares en el mundo. 

Los números pueden variar según la fuente y siempre deben entenderse como cantidades aproximadas. Dicho esto, según el Nuclear Theat Iniative (NTI), Rusia heredó cerca de 35000 armas nucleares después de la caída del campo socialista y actualmente cuenta con un total estimado de 6257, entre las cuales 1760 están a la espera de ser desmanteladas, por lo que el resto está disponible para su uso. 

Rusia es hoy el país con mayor número de ojivas nucleares del mundo. Le sucede Estados Unidos que, a finales del 2021 y por primera vez en 4 años, reveló mediante un comunicado oficial del Departamento de Estado, que cuentan con un total de 3750 ojivas nucleares en su arsenal y 2.000 a la espera de ser desmanteladas.

Otros países como China, Francia, India, Pakistán y Reino Unido también cuentan en su haber con arsenal nuclear.

Es claro que el riesgo de uso nuclear es cada vez mayor y la situación actual es prueba fehaciente de ello.

¿Te imaginas que una bomba nuclear fuese detonada sobre tu ciudad?

La memoria histórica puede ayudarnos a tener una idea, pero el desarrollo de la tecnología en el MUNDO DIGITAL en que vivimos hoy, nos ofrece alternativas y herramientas de medición y estimación de efectos de las Guerra.

Este es el caso del simulador web gratuito creado por Outrider, una organización de medios sin fines de lucro que brinda análisis y opiniones sobre seguridad, política y justicia social. Se trata de una herramienta para verificar cual sería el alcance estimado del impacto de una bomba nuclear sobre una zona determinada. 

¿Cómo funciona el simulador web?

El simulador te permite ingresar y ajustar tres variables: localización, tipo de bomba y tipo de detonación. 

Esta última permite estrechar la búsqueda a una explosión ocurrida en la superficie, afectando los refugios subterráneos y provocando una mayor lluvia radioactiva, o en el aire, abarcando un área geográfica mayor. 

Respecto a los tipos de bomba, el simulador ofrece cuatro modelos:

  • Little Boy, Hiroshima, la primera arma nuclear utilizada en la guerra, 15 kilotones
  • Bomba H Norcoreana, la más grande de Corea del Norte, 240 kilotones
  • W-87, parte del arsenal de Estados Unidos, 300 kilotones 
  • Bomba Zar, la más grande denotada por la URRSS, 50 000 kilotones.

Es realmente inquietante ver los resultados como número de víctimas mortales, heridos, radio de calor, alcance de la ola de impacto, radio máximo de la bola de fuego, e incluso radio de expansión de la radiación.

¿Qué pasaría en Madrid si se detona una Bomba Zar a nivel de superficie?

Los resultados hablan por sí solo:

Fallecidos: 3. 407.757

Heridos: 1.214.363

Bola de Fuego: 0.73 mi2 / 1.89 Km2

Onda de choque: 11.39 mi2 / 29.51 km2

Calor: 48.54 mi2 / 125.71 km2

Radiación: 5.56 mi2 / 14.40 km2

El simulador, además, brinda informaciones relevantes para entender estos efectos:

En una bomba de fisión, la bola de fuego es 10 mil veces más caliente que la superficie del sol y es lo suficientemente caliente como para encender la reacción de fusión en una bomba de hidrógeno. 

En la primera millonésima de segundo después de la detonación, los materiales de la bomba se calientan a temperaturas extremas. La bola de fuego se forma inmediatamente a partir de los residuos de combustión de la bomba y emite una enorme cantidad de energía como rayos X, luz y calor, expandiéndose a medida que se enfría. Cualquier individuo u objeto dentro de la bola de fuego se vaporizaría en un instante.

A medida que la bola de fuego se expande rápidamente, empuja el aire circundante, creando una onda de choque. El punto donde la presión del aire ambiente aumenta se llama frente de choque, una fuerza destructiva invisible que se mueve desde el centro de la explosión.

En este radio, la presión de la onda de choque es lo suficientemente fuerte como para destruir la mayoría de los edificios, excepto aquellos que están reforzados. Los vientos huracanados acompañan al frente de choque y se suman a la destrucción. Si bien el cuerpo humano puede sobrevivir a un cambio de presión importante y fuertes vientos, es probable que cualquier persona en esta área resulte lesionada o pierda la vida por el colapso de estructuras o por los escombros arrastrados por el viento.

La explosión produce un calor intenso que causa daños catastróficos. Cualquiera dentro de este radio sufriría quemaduras de tercer grado graves o fatales. Dentro de ese radio, la madera, la ropa, el papel y los plásticos se incendiarían. Incluso fuera de este límite, el calor aún sería lo suficientemente intenso como para causar quemaduras de primer y segundo grado.

Poco después de la detonación, los materiales nucleares emiten una ráfaga de radiación en forma de rayos gamma y neutrones. Estas partículas dañan el cuerpo humano a nivel celular. Absorber demasiadas en un corto período de tiempo produce intoxicación aguda por radiación.

Las personas en este radio absorberían aproximadamente 500 rem de radiación, una dosis potente 800 veces mayor que la exposición anual promedio para los estadounidenses. De aquellos que sobreviven al calor y la onda de choque, del 50 al 90 por ciento sufrirá una muerte dolorosa por envenenamiento por radiación en unas pocas horas o pocas semanas. Las víctimas tendrían síntomas que incluyen náuseas y fatiga. Se les caería el cabello y los glóbulos blancos se morirían, lo que aumentaría el riesgo de infección.

¿Qué es la lluvia radioactiva?

En una explosión superficial, la nube de hongo levanta los desechos irradiados a la atmósfera. El viento puede transportar estos desechos por largas distancias: las partículas a veces caen a cientos de kilómetros de distancia. La lluvia radiactiva, como se llama a estas partículas, puede permanecer en el medio ambiente durante décadas. Es principalmente el consumo de alimentos lo que afectaría a los humanos: los cultivos absorben la radiación y la transmiten a los animales, incluido el ganado, que se alimentan de plantas.

Cualquier individuo que coma estas plantas o animales contaminados, pondrá su salud a riesgo a largo plazo. Un problema preocupante es el yodo radioactivo 131, que puede ingresar al cuerpo a través de la leche contaminada y concentrarse en la glándula tiroides. Los niños y los bebés son más susceptibles y pueden padecer hipotiroidismo y cáncer.

Otro subproducto peligroso que se encuentra en la lluvia radiactiva es el estroncio 90 radiactivo, que puede afectar los huesos en crecimiento de los niños. Un ahora famoso «estudio de los dientes de leche» reveló que los niveles de estroncio 90 en los dientes de leche de los niños nacidos entre 1945 y 1965 se habían incrementado 100 veces a lo largo de los años en correlación con el advenimiento de la era atómica y las pruebas nucleares.

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